Tuesday, December 21, 2010

Sinfonía de una tarde de verano en Madrid

Primer movimiento: La música de la selva en el corazón de Madrid. Interpretada en La mayor.

Tan solo para aquellos que están ausentes y no pueden ver con sus propios ojos a Virginia:
En su pequeña habitación en un piso de Madrid, ella esta dormida. Y aunque sueña, no sueña en imágenes, sino en sonidos. El cantar de miles de insectos acompaña su respiración, el rose del viento con miles de plantas y árboles armoniza la leve sonrisa que dibujan sus labios, y las pequeñas gotas de agua que caen sobre la tierra fértil despiden también, un suave sonido que complementa una música maravillosa. Virginia sueña con la música de la selva.

Al despertar, al por fin abrir sus ojos lentamente la música continua sonando en su cabeza. Su propia voz y los sonidos cotidianos de una mañana normal se mezclan como ecos suaves sobre una gran sinfonía selvática que inunda su cabeza con un sentimiento de paz y de alegría. Virginia tiene el sentimiento que uno tiene al despertar después de haber estado horas y horas en un lugar distante y maravilloso, en un lugar donde todo estaba bien y de donde uno jamás quisiera regresar. El sentimiento de haber flotado sin el menor esfuerzo y levitado sobre paisajes maravillosos.

Sin embargo, a pesar del sentimiento de bienestar Virginia no lo puede creer, ¡ya esta despierta! y aun así el sonido increíble de la selva que envuelve toda su mañana y que la hace sentir tan feliz esta aun con ella. ¿Pero por que? ¿De donde sale? ¿De donde viene? Virginia se asoma por las ventanas e intenta observar si hay algún tipo de festival de verano en las calles; la gente parece no escuchar nada extraño, abre su puerta y en silencio intenta encontrar la fuente de la música selvática en algún departamento contiguo, pero le resulta imposible conocer la verdadera fuente del sonido hermoso que tiene en la cabeza. Es definitivamente extraño, sin embargo es totalmente agradable.

Es una mañana como todas las demás y ella hace todo tipo de actividades comunes y cotidianas, esta haciendo su cama, ahora abriendo las ventanas y viendo los autos pasar, ahora le da de comer a sus gatos, unta un poco de mermelada en un pedazo de pan y disuelve el café en agua caliente; todo es normal a excepción, a la feliz excepción debo decir, de estar escuchando tan real y nítidamente el sonido de una selva, una selva nocturna, negra y obscura en donde todo es calido y húmedo, en donde la vida no descansa, y millones de seres pequeños viven vidas fantásticas.

Esta segura de que no esta mas dormida, de que sus ojos están ya bien abiertos y de que el reloj va a comenzar a avanzar en un sentido normal; los segundos marchando seguros hasta convertirse en tangibles minutos y estos en sólidas horas. El tiempo comienza a pasar en Madrid, el día apenas comienza a crecer y Virginia tiene aun su cabeza inundada de la música más hermosa, la música de la selva.

Segundo movimiento: Crecendo. La Flora como parte de la anatomía humana. Interpretada en Mi bemol.

El zumbido de un insecto verde y brillante obstinado con sus orejas la hace espantarlo con un movimiento brusco de la mano. En verano, todo tipo de insectos voladores se lanzan al ataque de orejas desprevenidas aun en el corazón de Madrid. Un leve roce de su mano con algo muy suave la extraña y la obliga inmediatamente a tocar, detrás de su ondulado pelo color negro, primero una oreja, y después la otra con un sorpresivo sobresalto.

Sus orejas ya no son mas orejas, son algo mas, suave y delicado, pero de cualquier forma muy raro. Virginia corre inmediatamente hacia el espejo mas cercano aun tocándose las orejas, o lo que ellas fueron, y con el corazón latiéndole a 1000 se mira y descubre no con aterración sino más bien con sorpresa, que en vez de orejas tiene un par de flores rosas enormes. ¡Dios mío! ¡Pero que es esto! Virginia rechaza en un primer momento la imagen que el espejo le refleja dando un pequeño salto hacia atrás, pero al mirarlo bien, se convence de que es una anomalía hermosa, al fin de cuentas no le salieron cuernos de rinoceronte en la cabeza, o bigotes de Dalí en la boca y no tiene lengua de cocodrilo o branquias de pescado, tiene unas hermosas flores rosas en las orejas, unas flores exóticas que jamás había visto a pesar de ser una gran admiradora de la flora que la rodea.

Después de todo no se le ven tan mal. De hecho el rosa, es su color favorito, y las flores son una de sus más grandes pasiones. Estas flores rosas enormes que sustituyen sus orejas se le ven muy bien. Es definitivo que la causa de la música que Virginia ha escuchado toda la mañana proviene de sus propias orejas de flor exótica. Virginia decide después de todo, amarrar su pelo en una pequeña cola de caballo con el fin de hacer resaltar sus nuevas orejas.

¿Van a desaparecer y la música junto con ellas? ¿Se van a marchitar y van a morirse hasta descubrir de nuevo sus orejas normales? Se van a quedar ahí por siempre como un nuevo lunar o una nueva peca que de repente sale en la piel? Virginia no tiene una idea, pero piensa que mientras dure será hermoso. Al final de cuentas, todas las personas tenemos defectos físicos y al fin, tener un par de flores rosas hermosas en sus orejas es un defecto, si se le puede calificar así, que le gusta, incluso, que le encanta. Virginia nunca se había visto tan bella en el espejo.

Ella se pasea por todo el departamento, abre todas sus cortinas y todas sus ventanas y se mira todo el tiempo en todo aquello que refleje su nueva condición floral. Asistir a la oficina no es una opción; por teléfono se reporta enferma. En vez de eso, ella decide más bien como experimento y como una obligación moral, el atreverse a salir y dar una larga caminata en las calles de Madrid mientras escucha la hermosa música selvática proveniente de sus nuevas orejas. La gente la mira y le sonríe, los niños se asombran, los hombres la miran con agrado, ella se siente hermosa, especial y única. ¿Quien mas en el Planeta tiene como orejas un par de flores rosas enormes y musicales?

Tercer movimiento: (Movimiento final) 3ª Ley de Newton sobre el Movimiento. “A toda acción corresponde una reacción de la misma intensidad pero en sentido contrario”. Interpretada en Sol sostenido.

Virginia esta de nuevo en su departamento cansada de tanto caminar y sonreír, sus pies descalzos descansan sobre el sofá mientras ella toma una taza de te. ¡Que día tan especial!, ¡que suceso sin razón tan maravilloso! Sus orejas están aun con ella y la leve música selvática continua en su mente como un sutil tapiz de sonido bajo todos los demás ruidos. El timbre suena y Virginia abre la puerta. Sin sorpresa descubre a todas sus amigas del trabajo que fueron a visitarla pensando en que Virginia estaba enferma. La admiración es instantánea, todas le hacen preguntas al mismo tiempo, tocan sus orejas y le hacen cumplidos, quieren saber que tipo de cirugía se hizo, quieren saber donde las compro y cuanto le costaron, quieren saber si hay de otros colores y si hay también margaritas y azucenas, quieren saber si le duelen o si son del todo cómodas. Virginia las invita a pasar y les promete contarles toda la historia si ellas prometen a su vez creerle.

Los segundos que transcurrieron desde la mañana en Madrid se han formado en hileras bien exactas para formar batallones de minutos, los batallones de minutos se han formado en bloques bien definidos para formar escuadrones de horas, y los escuadrones de horas en perfecto orden han logrado su misión de que en Madrid ya sean las 7 de la tarde. En el techo del último piso del departamento de Virginia están las antenas de televisión y el viento de verano que las mueve, hacia la calle los niños juegan y las tiendas comienzan a cerrar. Mas arriba las nubes se mueven y bailan una danza sincronizada que cubre un manto de luces que comienzan a encender todo Madrid. La Luna ya brilla en lo alto y las palomas y demás animales diurnos están listos para dormir.

En la lejanía, desde la perspectiva de las nubes, Madrid es una mancha luminosa en medio de un territorio verde lleno de valles y colinas y hacia el otro lado casi hasta el fin, después de recorrer un camino pasando sobre pueblecitos y otras ciudades mas pequeñas, se puede ver el mar de España, el mar Atlántico que es gigantesco y que guarda millones de secretos. Sobre kilómetros y kilómetros de mar el reflejo de la Luna nocturna se transforma en el reflejo del Sol de mañana. La noche se convierte en día y una playa cercana esta a la vista. Es la playa del nuevo continente, la playa de un país lejano que se llama México.
Tan solo para aquellos que están ausentes y no pueden ver con sus propios ojos la selva mexicana.

Después la playa del nuevo continente se convierte en una selva tropical, exótica y frondosa. Los sonidos de la mañana inundan el paisaje y los aromas, las texturas, y los colores inundan los demás sentidos. El follaje de los árboles lo cubre todo y solo algunos rayos afortunados de luz logran llegar hasta el suelo.

Uno de ellos sin embargo, a pesar de atravesar el espeso follaje verde no llega hasta el suelo. El haz de luz choca contra una pequeña planta que no tiene muchos días de haber nacido. La pequeña planta, al pie de un gran árbol de enormes ramas, iluminada por un brillante haz de luz tiene un tallo firme y fino, unas hojas verdes y aterciopeladas, pero en vez de de flores tiene un par de delicadas orejas rosas.
Fin.

Cuarto movimiento: Epilogo. Movimiento complementario aunque opcional, de personalidad comercial y posmoderna. Interpretada en Sol sustraído.

El mismo día en que Virginia salio a la calle a relucir sus nuevas orejas de flor exótica, un empresario japonés de una famosa compañía de aparatos electrónicos se paseaba también por las calles de Madrid. Al encontrarse con Virginia y observarla detenidamente después de tomarle 2 millones de fotografías de alta calidad y definición sorprendente tomo una decisión importante.
Un año después durante el verano, varios modelos de audífonos con forma de flor exótica invadieron los aparadores de las tiendas de aparatos electrónicos del mundo entero. Ahora, gracias a Virginia, las chicas del mundo escuchan su música preferida con un par de flores en sus oídos.

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