Tuesday, December 21, 2010

Invisibilidad

Posiblemente sea cierto, las cosas extrañas suceden durante la noche, a veces justamente a media noche, a veces un poco después, cuando el cielo está en su tonalidad más oscura y está a punto de amanecer. La realidad de este momento cae definitivamente en la categoría de lo extraño, Usted, lector de elaborados conocimientos científicos, ojalá pueda ayudarse de ellos para intentar comprender la situación y explicarla quizá con algo de física cuántica, Usted, miembro de la New Age, quizá pueda hablar de acontecimientos metafísicos, de seres de otros mundos y de vibraciones cósmicas que nos rodean, y dejo a la gente más ignorante, dudo que usted mismo se ponga ese calificativo, el hablar de la obra de Satanás, quien por cierto, se encuentra justo en este momento usando un mandil y cargando una regadera con la que vierte agua a las hermosísimas flores de su mansión en el mismísimo Infierno. La situación, califíquese como se califique o se le dé la explicación que se le dé, es que un edificio de cinco pisos de apartamentos en una de las calles de la bella Montreal se ha vuelto invisible durante alguna hora elevada de esta noche de otoño. De un momento para otro, ha dejado simplemente de verse. Y no es que los objetos se vean y se dejen de ver, es que simplemente la estructura que lo conforma ha sido de alguna forma imposibilitada para emitir los reflejos de luz de diversas intensidades que conforman los colores para así hacerse perceptibles al ojo humano. El primero en notarlo es un transeúnte que ésta mañana de domingo, todavía a oscuras, se ha levantado a hacer un poco de ejercicio. Al pasar se ha detenido frente al edificio invisible y ha visto todo el conjunto de camas, muebles, libreros, zapatos, alfombras, sistemas de calefacción, cables de electricidad y tuberías flotando en el espacio, no se ven paredes, no se ven pisos ni techos, sin embargo todo permanece quieto y en silencio, todos los habitantes del edificio siguen aún dormidos. Los objetos están fijos, no se balancean ni se mecen, simplemente reposan como debieran sobre un suelo que sí está y algunas lámparas o cuadros están colgados sobre paredes que sí están, pero que simplemente no se ven. El deportista madrugador se remite a sus propios ojos, y los promueve a estar bien abiertos, a no engañarlo de esta forma, pues él es un hombre sano que no gusta de beber demasiado y que nunca toma droga alguna que pueda hacerlo ver algo que no es. No obstante se pregunta si estará loco, hace memoria de lo que comió el día anterior, un poco de pasta china no produce este tipo de irrealidades, se pregunta si algún defecto en su visión o en su mente estarán produciéndole algún tipo de químico que lo obligue a no ver lo que se debe, paredes tangibles de ladrillo rojo y marrón como la mayoría de los edificios de la ciudad, como el edificio de al lado. Es inevitable acercarse, y sobre la hierba y hojas secas que separan la banqueta del edificio camina haciendo un sonido absolutamente normal, un sonido de pasos sobre una superficie orgánica que brinda un sonido crujiente perfectamente nítido y elocuente, el deportista camina hacia delante lentamente con una mano extendida, la otra mano parece estar lista colocada abierta hacia abajo en caso de que algún evento desafortunado o alguna situación repentina lo tome por sorpresa, Puede ver a la persona más próxima durmiendo sólo a unos metros de distancia, mientras se acerca percibe desde abajo las camas de los apartamentos superiores y los objetos que yacen enseguida a ellas, la persona durmiendo a unos metros de él es una señora de unos cuarenta años que apoyada sobre una almohada disfruta de una plácida recuperación, posiblemente esté en el punto del sueño en el que las imágenes son más vívidas y realistas, así que parece que no se despertará hasta dentro de unas cuantas horas. La mano extendida del deportista toca por fin la pared invisible, la siente fría y rugosa, siente las uniones normales entre tabique y tabique, y su constitución es fuerte y normal, golpea ligeramente con el puño la pared y la sensación es la que se espera, un poco al lado, siente ya con la segunda mano que se ha unido a la inspección, la unión de acero con el barandal que debe de ser el de la entrada, y también, agachándose un poco, puede sentir las escaleras que llevan a una puerta de vidrio que es la entrada principal, Todo se siente como debiera sentirse, el vidrio se siente como el vidrio, la madera de los bordes del barandal se sienten como madera, el metal como metal y el concreto como concreto, no obstante, ninguno de ellos se ve. Alguien se acerca a lo lejos, es una chica en una bicicleta, el deportista se aleja del edificio y se detiene en la banqueta justo en frente de ella, la chica lo ve a unos cuantos metros y ante la mirada fija del único ser con que comparte la banqueta decide bajarse de la ésta y pasar alejada de él, uno siempre debe a pesar de todo poner en primer lugar la seguridad, pero el deportista se baja de la banqueta también, y de una forma un poco brusca la detiene, ella da un pequeño grito, Qué le pasa, qué hace, Discúlpeme que la detenga así señorita, no tenga miedo de mí, tan sólo mire a su lado y dígame lo que ve. La chica voltea y se da cuenta de el edificio no está, pero que si se encuentran como si lo estuviera todas las cosas en su interior, no es un derrumbe ni mucho menos, se podrían ver los escombros en la parte de abajo y no habría objetos flotando en orden y en cada uno de los pisos en donde los suelos deberían de estar, La chica simplemente no soporta la impresión, e inmediatamente después de un Dios Mío, cae con todo y bicicleta. Ahora es evidente para el deportista, él no es el único que puede ver, o mejor dicho, que puede no ver, el edificio que debería de estar ahí con todos sus colores y texturas y que simplemente no se puede mirar. El deportista se agacha para esculcar la mochila de la chica, Hagan ustedes sus conjeturas lectores, hagan sus suposiciones y quizá hasta alguna declaración, pero el deportista no busca robar a la chica, esto sería fácil y rápido de concluir, sin embargo tan sólo verifica si ella trae consigo un teléfono móvil con el que pueda llamar a la ambulancia y quizá también a una patrulla que pueda por lo menos servir de fuente fidedigna de los acontecimientos. El 911 es un número rápido, gratuito y la gran mayoría de veces eficiente. Necesito una ambulancia señorita, y una patrulla, Cuál es su emergencia, Pues, tengo aquí a mi lado a una chica que se acaba de desmayar, Ella respira, Si, si señorita, está respirando, Póngala boca arriba, Está bien, permítame un momento mientras lo hago. El deportista deja el celular en el suelo, desengancha las largas piernas de la ciclista de la bicicleta y la coloca boca arriba sobre la crujiente hierba, después toma la bicicleta de la calle y la coloca también junto a la chica. Está listo señorita, ya la puse en la posición correcta, Dígame, su corazón late normalmente, usted puede verificar esto presionando con la yema de sus dejos a un lado de su garganta, Permítame verificar eso… si, la chica tiene un latido por segundo, eso es normal cierto, Así es señor, en este momento mando la ambulancia, en qué calle se ubica, El deportista después de voltear a ver los letreros de las calles y los números de los edificios de los lados, los que sí se pueden ver, proporciona los datos a la operadora del 911. Y la patrulla señor, para qué la necesita, No me lo vaya a tomar como una mala broma señorita, pero en este edificio hay algo muy extraño, A qué se refiere con extraño, Pues no parece ser nada peligroso, sin embargo es algo que no podría explicarle, le suplico que simplemente mande a una patrulla junto con la ambulancia, Muy bien señor, deme su nombre, Preferiría que esto permaneciera incógnito señorita, a decir verdad yo salí a hacer un poco de ejercicio y me topé con esta situación.

La luz de día comienza a ganar la batalla a la oscuridad, en la cuarta planta se despierta como de costumbre la señora Anna boca arriba, lo hace desde hace varios años con el fin de orinar y después regresa a dormir ahora boca abajo. Anna abre los ojos y lo primero que ve es la cama del piso de arriba desde abajo con todas las cosas que se guardan debajo, un par de pesas, un balón y algunos pares de zapatos, ve también la parte de debajo de una lámpara, una silla, un diván, un pequeño taburete, un ropero y a un perro dormido, todo desde abajo, como si el techo fuera transparente, todo está enmarañado con cables de electricidad y de tuberías de agua y drenaje, también puede ver el sistema de calefacción que se utiliza en invierno para mantener una buena temperatura, lo que resta, es el cielo que comienza a clarear, asustada Anna voltea a su lado, y aparte de las cosas que ella tiene en su recámara, detrás de un pequeño aparador puede ver el baño de los vecinos de al lado, sus chancletas flotando en el suelo, su espejo colgando de una pared invisible y todas las tuberías enmarcando cuadros donde debieran estar las paredes, del otro lado están un par de niños durmiendo todavía en su camita de auto de carreras, pobrecitos, ellos no se dan cuenta, pero su cama está detenida sobre el vacío, sobre la sala del apartamento de abajo. Y qué hay debajo de su propia cama, a Anna se le ocurre imaginar ahora que ella también está sostenida sobre un tipo de suelo invisible, hace un esfuerzo y voltea hacia abajo, puede ver una hilera de tres apartamentos abajo del suyo, con sus cocinas, sus muebles, sus cortinas, sus cables de electricidad y demás tuberías y conexiones, sobre lo que debería de ser su suelo están sus zapatillas de dormir, tan fijas como si estuviera el piso, Anna, siempre una mujer valiente, intenta tocar el suelo con su pie desnudo sin bajarse de la cama, y al llegar a donde debería de estar lo encuentra, se siente perfectamente normal, frío y de madera, lo apoya un poco más fuerte e incluso puede escuchar el crujido que siempre hace cuando se le aplica un peso, decide levantarse completamente, por supuesto, tomando su bata de dormir con una mano de una orilla para evitar que las personas que están abajo pudieran verla, ella siempre duerme sin ropa interior, Una voz, parece la de alguien hablando por un megáfono le dice, no se preocupe señora, quédese donde está, Parece que se refieren a ella, y al voltear hacia abajo descubre que varios autos de policía y varias personas están frente al edificio, El edificio se ha vuelto invisible señora, pero no presenta al parecer daños estructurales, Anna se siente muy mareada, la sensación aparente de estar parada en la nada le produce nauseas y un miedo paralizante, regresa a su cama, que es la única superficie que puede ver donde puede apoyarse, y a pesar que ésta parece tampoco estar apoyada en algo por lo menos así permanece, apoyada. Varias personas se han despertado ya, y se han escuchado gritos de sorpresa, de terror, decenas de Dios Míos, de no puede ser, de qué está pasando, se escuchan llantos tanto de niños como de adultos, y el perro le ha comenzado a ladrar a Anna desde el piso de arriba. Los oficiales cercan el área con sus tradicionales cintas plásticas amarillas de no cruzar, tienen rodeado el edificio invisible y ya un par de decenas de personas se ha acumulado alrededor. No estorben por favor, atrás, atrás, Grita un oficial a la multitud, los policías nunca han sido realmente un ejemplo de cortesía, y menos lo serán ante un acontecimiento de tanta extrañeza como este. Se hace el conteo de las personas que habitan en el edificio, son 27 y se les pide descender al pasillo de planta baja y mantenerse ahí. De cualquier forma Anna tiene ganas de ir al baño al igual que varios de los ocupantes del edificio, sin embargo no todos se atreven a levantar su falda o a bajar sus pantalones para desocupar la vejiga, por el momento el susto es suficiente para apaciguar las ganas, a no ser del vecino del 203, un gordo que vive con su esposa y que al parecer no le da pena desenfundar su gran trasero e incluso vaciar algo más que su vejiga. Varios de los habitantes del edificio han llegado al pasillo de la planta baja, han llegado poco a poco palpando las invisibles paredes con las manos y así mismo los escalones con los pies, uno de ellos intentó abrir la puerta de entrada, pero uno de los oficiales, el que al parecer tiene mayor rango o está a cargo de los otros ha dicho claramente con su altavoz que deben permanecer en el interior. Se consideró peligroso por parte de la policía que en primer momento la gente que habita en aquél edifico saliera de éste, no se sabe si esta gente está contagiada de algún tipo de enfermedad extraña o de algún tipo de radiación que haga que todo a su alrededor se vuelva invisible, esto no se podría definir hasta que los científicos y demás estudiosos en diversas materias, incluyendo los espiritistas, los metafísicos, los magos quien intentarán descubrir si todo esto no es más que algún truco de un bromista de mal gusto, los químicos, los filósofos, sacerdotes, brujos y predicadores lo estudien a su muy personal forma de ver el mundo y sus misterios. Ante la insistencia de querer salir del edificio, se ordenó de forma más contundente que los habitantes permanecieran dentro, Porqué nos dejan aquí atrapados, porqué no nos dejan salir, Todo esto puede ser peligroso, permanezcan dentro hasta que llegue el personal de seguridad o tendremos que abrir fuego. A decir verdad el personal de seguridad ya ha llegado, pues tanto las ambulancias de diversos hospitales, los caros y los baratos, y los bomberos de diferentes barrios ya han hecho su aparición desde hace varios minutos al igual que los ojos electrónicos de decenas de medios masivos de comunicación, están los ojos de canales diversos, las orejas de estaciones de radio, y estarían las manos y los olfatos si el hombre ya hubiera inventado canales y medios electrónicos para que la comunidad pudiera percibir olores y sentir texturas desde lejos, teleodores y teletactos se llamarían. De repente, así como si nada, así como el segundo avión que choca contra el WTC en New York, las líneas de electricidad y todas las tuberías desaparecen de la vista también, si el edificio en cuestión fuera un cuerpo humano, dichos cables y tuberías pasarían a ser el aparato circulatorio y seguramente el digestivo. Se escucha una tremenda expresión de asombro, proveniente de la multitud que al ver todos los cables y las tuberías desaparecer ante su mirada fija da instintivamente unos pasos atrás como si la invisibilidad fuera contagiosa, incluso los hay quienes corren alejándose lo más rápido posible del sitio en cuestión. Ahora, por favor, se les ruega que revisen si todavía tienen energía eléctrica, Un policía más joven que el primero pide a los habitantes del edificio, Vayan al refrigerador más cercano y abran la puerta para comprobarlo, enciendan un equipo de sonido o un televisor. Esto no es necesario, pues es evidente que la energía eléctrica continúa funcionando, en una de las esquinas del departamento del piso de hasta abajo, donde todos están reunidos, hay un reloj despertador al alcance de la vista que funciona perfectamente, de hecho, según el dueño no tardará en sonar en unos minutos. Sí hay energía eléctrica Oficial, Por favor enciendan todas las luces, por lo menos las del piso en donde están. Los vecinos de los departamentos de abajo intentan, palpando con las manos dar con el punto exacto en donde están los interruptores de luz, que al irse encendiendo de orígenes invisibles proyectan sombras en el suelo de tierra húmeda que se ve abajo del edificio y sobre las paredes de los edificios continuos. Estar debajo de kilos y kilos de materia que parece estar suspendida arriba de uno y apoyada en nada es un sentimiento de tomarse en cuenta, nadie de los habitantes del edificio deja de tener la impresión de que en ese momento todo lo que está suspendido sobre ellos aguarda el momento preciso para dejarse caer, así mismo, es penoso para algunos descubrir ciertas de las intimidades de los habitantes, bajo una de las camas del tercer piso hay un arma, bajo la alfombra de la sala del departamento 202 hay un par de llaves y unos sobres con dinero y cartas con labios impresos con tinta de lápiz labial, atrás del refrigerador de uno de los departamentos del cuarto piso hay unas cuantas botellas de tequila, algunas pastillas y bolsitas con algún polvo blanco, bajo de otra cama hay muy variados juguetes sexuales junto con revistas y videos, y bajo el sofá de una de las salas del segundo piso está una dentadura postiza, la de la señora Aline, que la busca incesantemente desde hace una semana. Las revistas de chismes ya se encargarán de revelar todo esto en sus siguientes ediciones, por ahora, varios doctos en alguna materia ya se han acercado al edificio para, con un martillo y cincel, poder romper un pedazo de uno de los tabiques del frente y analizar así los posibles porqués de su invisibilidad, También toman pedazos de tabique invisible otras personas profesionales en cuestiones mágicas y espiritistas, En este caso la policía deja que todo aquél que se sienta capaz de poder ayudar lo haga, pues en este momento la ciudad de Montreal enfrenta algo completamente desconocido, algo que en la historia de la humanidad completa nunca se ha registrado. Al cuerpo de bomberos se les prohíbe el rescate, pues no se sabe aún qué clase de invisibilidad sea esta, tal vez alguna contagiosa. Hay personas vestidas de forma extraña haciendo cánticos y rociando las paredes del edificio con algún líquido previamente sometido a algún tipo de encantamiento, hay gente con veladoras y con instrumentos musicales místicos, hay gente hablando del fin del mundo y también del principio de una nueva era en la que todo comenzará de nuevo, algunos científicos piensan que esto podría expandirse a los edificios contiguos en cualquier momento y después a toda la ciudad, como un tipo de mancha invisible devorando todo a su paso, Recuerdan la Historia sin Fin, dice un reportero por uno de los canales más vistos a nivel nacional, En donde “la nada” arremete contra el mundo físico convirtiéndolo precisamente en eso, en nada. Los niños parecen disfrutar de sobremanera el asunto, creen que es en exceso divertido, y uno de los chicos del cuarto piso pudo por fin saber cómo era la habitación de la hermosa chica de enfrente. La prensa hace mil entrevistas, el hombre deportista que descubrió el incidente ha dado por lo menos unas doce y al parecer continuará así a lo largo del día. Es posible que este día esté resultado de alguna forma divertido para el ambiente otoñal y apagado de la ciudad. Quizá es necesario un poco de tensión sobre la colectividad para poner un poco de exóticas especias a la temporada.

El ciclo habitual del día permanece constante y la tarde usa su gran manto gris con nubes distantes estampadas en él para cubrir la ciudad. Quiérase o no, la situación en el edificio no ha evolucionado mucho desde la mañana, las personas, tanto las que participan activamente como los espectadores, se parecen mucho a un hormiguero que una gran bota acaba de pisar. El descontrol es general y no se consigue llegar a ningún lugar en específico. Los científicos han dado nota de que el elemento invisible que fue analizado unas horas antes no produce ningún tipo de radioactividad, por lo que esto no será un factor de preocupación para los habitantes del edificio, sin embargo, éstos continúan encerrados en sus propios hogares, con deseos intensos de salir y de librarse de una vez por todas de esa horrible sensación de no tener sustento físico en donde apoyarse. Los habitantes del edificio han ido a todas sus habitaciones y han prendido las luces, las lámparas e incluso una pequeña parrilla eléctrica, y divagan a tientas por todo el edificio. El chico del cuarto piso, ha invitado a la chica de enfrente a jugar con sus juegos de video, y están sentados frente al televisor y sobre la nada cuando en medio segundo, todos los muebles y demás objetos exteriores al cuerpo de los habitantes del edificio se vuelven invisibles. Ahí sigue el juego de video, pero ahora no se ve, tan sólo se escucha, al igual que los controles y la mesita donde se coloca el televisor. Ya no se ven los burós ni las camas ni los refrigeradores, ya no se ven los escusados ni los libreros ni los estantes, tampoco las grandes vitrinas ni los pequeños bares, tampoco los zapatos o cajones o revistas o cualquier otro objeto que una persona no lleve consigo. Lo único que permanece visible son los propios cuerpos y sus ropas. La sensación general es la de miedo profundo, pánico a una fuerza desconocida que avanza y que nadie tiene la más mínima idea de lo que es, y los medios masivos de comunicación llegan al éxtasis narrando la desventura como si de un gol del equipo de futbol contrario al equipo local acabara de ser anotado, no existe para muchos algo que pueda ocasionar tal desesperanza. Ven acá hijo, Grita una madre a su hijo, pensando que pronto llegará el momento en el que también los cuerpos desaparezcan ante los ojos y no puedan ni siquiera verse o encontrarse, lo abraza más fuerte que nunca antes, el padre mira a su esposa como si jamás fuera a poder verla, como si supiera que está a punto de quedarse ciego, el chico del cuarto piso enamorado de la chica de enfrente le confiesa por fin su amor y ambos se toman de la mano, el perro no deja de ladrar y de chocar contra objetos invisibles. Sea lo que Dios quiera, Estamos en tus manos, No nos dejes caer y líbranos del mal. Las familias rezan juntas y la calma permanece dentro mientras la gente fuera parece perder una competencia contra el tiempo. La noche llega pero las luces del edifico permanecen encendidas. Quiera Dios que los científicos o alguien más descubra el antídoto a esta locura, pues a partir de ahora el edificio no es más que una gran pecera donde todos los cuerpos son exhibidos a la vista incontenible de la gente al exterior, pues todas las ropas que cubren los cuerpos han dejado de ser visibles, siguen estando ahí, siguen estando puestas, camisas, blusas, abrigos, pantalones, faldas y zapatos, pero simplemente no pueden ser observadas, por lo que cuerpos desnudos que parecen flotar dentro de un gran cubo iluminado en la noche de Montreal se cubren de pudor con sus propias manos y se refugian en los rincones para cubrirse con la cabeza, con los brazos, con las piernas, o con el cuerpo del ser más querido que pueda estar al lado.

Son las tres de la mañana, y aunque varias personas en el interior del edificio han apagado las luces en contra de la voluntad policial y de seguridad para acallar su pena, gigantescos reflectores tanto terrestres como aéreos sometidos al el vaivén de un helicóptero apuntan directamente al edificio. Los científicos y los profesionales en general no pueden dejar de observar los acontecimientos, y los medios masivos no pueden dejar de grabar y transmitir un suceso tal. Se ha decidido de forma general que las partes nobles de las personas habitantes del edificio, sean penes, vaginas o tetas, sean censuradas con barras negras o manchas difusas que eliminen una transmisión morbosa, sin embargo, los medios masivos difícilmente controlables como el Internet, ofrecen ya imágenes nítidas de los cuerpos totalmente desnudos y sin censura de los habitantes, por supuesto, especialmente los de las mujeres. Se incluyen acercamientos y puntos de vista diversos, imágenes grupales e individuales incluso de los más pequeños lunares en la piel. Un par de chicas lesbianas que ocupan una habitación del segundo piso ha sido más grabado que cualquier presentación estelar de cualquier celebridad. Los habitantes del edificio están pasando lo peor del día. Un artista no sabe que en seis meses saldrá de la bancarrota debido a una presentación en teatro sobre este acontecimiento, el administrador de un zoológico no sabe que en tres meses se le ocurrirá la idea de contratar a un grupo de empleados de todas las razas cuya función sea la de desnudarse y convivir como humanos normales en un hábitat transparente y encerrado para que el género humano sea considerado por los espectadores, simplemente como un género animal más. Un banquero abrirá una sucursal atendida por personal femenino desnudo, y el dueño de un restaurante hará lo propio con sus meseras. Bienvenidos al mundo de la exposición total del cuerpo humano, dirá el encabezado de un periódico, y en unas horas más, alrededor de las tres de la mañana, el edificio con todo y lo que contiene dentro volverá a ser visible, los habitantes estarán brincando de alegría de recuperar la visión de todo lo que les pertenece y los científicos y demás profesionales se irán con las manos vacías, nunca se sabrán las razones de este acontecimiento y los únicos que habrán hecho mucho dinero serán las compañías mediáticas que habrán vendido publicidad al más alto precio. Queda referirse a un acontecimiento ocurrido hace una semana. En una encuesta sobre medios masivos, sin faltar alguno, los habitantes del edificio invisible votaron como sus programas favoritos a los Reality Shows, en donde todas las tardes les gusta enterarse y ver de cerca la vida de los demás.

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