Tuesday, December 21, 2010

Punto y Coma

Tan definitivo y a veces incluso estricto, eso sí, siempre muy importante. El pobre punto se había enamorado de la coma. Y es que ella, con su cabello siempre bien peinadito con una cola de caballo hacía que las cosas fueran más pausadas, más tranquilas y ordenadas. La coma era el equilibrio que el punto tanto necesitaba. Cuando salían juntos el punto la escuchaba y la comprendía bien. Ah, la voz de ella; tan pacífica y despreocupada. El pesado del asterisco siempre les gritaba haciéndoles burla, “Ay sí, punto y coma, punto y coma”. El punto, ya cuando se enojaba, se subía en un lugar diseñado sólo para él, una especie de columna tan alta como las letras, y haciendo notar su importancia decía con un todo que denotaba su poder. “Miiiiiiiiiiiiiira asteriiiiiiiiiiiiiisco” Así comenzaba, con un ejército de puntos subidos en altas columnas, “siiiii siiiiiiiiigues molestando voy a darte un punto y fiiiiinal”. El asterisco, ese pseudo-punto punk con sus pelos parados y siempre un barbaján le contestaba encolerizado. “No me asustas punto, y bájate de las íes para que te mande de una vez al pié de página”. El pié de página es un lugar más lejos quela goma, el diablo o la chingada, a donde otros seres suelen mandar a sus peores enemigos. El punto rabiando de ira iba con su amigo el acento, un tipo igual al punto pero muy “estirado”, su importancia era remarcable desde que había conseguido dar énfasis a ciertas cosas, había puesto ritmo y orden a la vida. Vivía muy cómodo en una de las zonas más altas de México. “Cálmate punto cálmate, el imbécil del asterisco no te llega ni a las minúsculas, las mismas gemelas comillas así lo piensan, tú mi querido amigo, das vida a todo, a la alegre señora admiración y a la misteriosa señora interrogación, das vida a la línea, a la figura y al volumen, tú dices hasta dónde llega la sentencia y hasta donde acaba el cuento. ¿La coma? ¡Ella te ama! Pues se deriva de ti igual que Eva se deriva de Adán, El asterisco es un pobre diablo, ni si quiera está en este cuento, siempre tan solitario en esas misiones al pié de página, a los apartados y recordando los olvidos, se hace el importante y se le subió un poco desde que lo incluyeron en los celulares pero ¡por Dios!, ¿cuándo lo has visto encima de una “i”?, ¿Cuándo has visto que se le requiera para tareas tan importantes como las tuyas?, Tú mi pequeñísimo amigo, eres el más importante aunque estés chiquito. Así que dime, ¿Qué piensas de todo esto?” El punto llorando mares de tinta, conmovido y eternamente agradecido con su amigo el acento respondió. “Gracias acento por estar por “mí”, quiero terminar este cuento junto con mi amada coma”, y triunfante agregó: “Esta es la primera vez que un cuento no termina con un punto y final, sino… ¿Sabes acento?, ¡Sí! Con un punto y coma final;

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