Para Escribir

Comencé a escribir con la mano derecha, que es justamente la que utilizo para cualquier tipo de cuestiones que necesiten de habilidad, precisión y destreza, Cuando me sentí del todo cómoda y bien concentrada en lo que estaba haciendo decidí que era momento de cambiar a mi mano izquierda, No es que mi caligrafía sea mala al utilizar ésta mano, es tan sólo que uno nunca está tan acostumbrado como quizá debiera, La muñeca izquierda comenzó a doler, podemos intentar ahora escribir con la boca, Sería la boca la siguiente forma más fácil de escribir para una persona que carece de manos, en realidad nunca lo supe, pero decidí que el intento podría hacerse sin ninguna problemática en específico, Ahora los trazos que se plasman sobre el papel me cuestan un doble o un triple de trabajo, las letras se escriben despacio y algunos rayones en todas direcciones se expresan sin poder evitarlo, la boca no mide pues, la fuerza ni la dirección que ejerce sobre la pluma, De cualquier forma intento entender los trazos que poco a poco voy dejando sobre el papel, para después, por lo menos reproducirlos en una tipografía mecánica, ya no transmitida por la fuerza de mi cuerpo directamente a una herramienta básica como es la pluma, sino a una herramienta algo más fría, algo más compleja como lo sería la máquina de escribir. Mis dedos se estamparían a varios golpes por minuto sobre algunas decenas de teclas frías y dejarían rastro de lo que en este momento me cuesta tanto trabajo escribir. Basta ya de la boca, es necesario trascender, yo manifiesto, evoluciona, has que los caracteres que se plasman en el papel sean más que simples seres sin personalidad, deja que obtengan vida, que más que un medio para descifrar un sentimiento, para comunicar una idea, sean el sentimiento mismo, la idea en sí. Y así pues, me levanto un poco la falda, más allá de las rodillas, un poco antes del punto de fundición, me quito las sandalias y me subo en la mesa, tomo con dificultad la pluma entre las rodillas y realmente con gran dificultad comienzo a escribir lo que falta de mi narración, una simple narración en donde se describe como escribo y como narro, no me importa lo que escribo, tan sólo me importa tan sólo la forma en la que lo hago, Al parecer las rodillas fueron hechas sólo para golpear estómagos y quizá, si eres creyente de algún Dios que requiera de tu humillación para sentirse mejor, entonces te servirán para hincarte y rendirle homenaje. No podría decir, que entiendo ahora lo que mis rodillas escriben, parecería más fácil de entender si fueran símbolos japoneses. Afortunadamente tengo un par de tetas bastante grandes, lo suficientemente abultadas como para, al apretarlas una contra la otra poder sostener la pluma sin problemas, Desabrocho mi blusa, me la quito y después abro los broches que amarran el sostén. Mis senos salen como un par de animales salvajes que han estado encerrados por mucho tiempo, y tomándolas de los lados tomo la pluma y re comienzo mi escritura, Alguien podría decir que es trampa, que mis tetas son simples extensiones de mis manos, pero la verdad es de que los caracteres que escribo con ellas resultan bastante legibles, quien diría que en mi pecho estaría la congruencia, A pesar de que mis senos son poderosos, también son frágiles, es hora de hacer algo diferente, Las páginas que se han llenado de todo tipo de caracteres, tanto los legibles como los ilegibles resultan para mí una revolución estética, no es necesario poder leerlos, tan sólo me sentiría complacida si fueran sentidos. Levanto mi falda, me bajo las panties y los saco de mis piernas, primero una y luego la otra, abro mis piernas y dirijo mi vagina hacia el papel, inserto la pluma y la acoplo bien a mis entrañas, se siente muy bien, por poco y dejo de tener ganas de escribir. Mencioné que mi pluma tiene la forma de un gran pene, La escritura así es deliciosamente excepcional. Lo único que me queda y con lo único que tengo ganas de escribir ahora, es el ano, y no necesariamente, las palabras que de él salen son rudas o grotescas, por el contrario, intento ahora, con algo de esfuerzo pero sin demeritar la satisfacción que con ello obtengo, escribir “Te Amo”.