Tuesday, December 21, 2010

Demasiado porder en una niña

Demasiado poder en una niña. Nació sin padres, si los tuvo, no se sabe quiénes fueron, fue educada por una vieja rancia que leía las cartas, que encendía veladoras multicolores y que hacía encantamientos, después murió y la niña siguió creciendo en un orfanato; en alguna ocasión le hicieron un examen de inteligencia y la niña resultó estúpida, algún retraso mental debe de sufrir la pobre niña dijeron; Niña regordeta, blanca y de perdidos ojos cafés, de senos enormes a sus doce años y con una sonrisa idiota todo el tiempo. A sus quince años la dejaban salir del orfanato y antes de regresar vagaba por las calles, Pobre pueblo, pequeño y podrido, perdido entre las montañas, perdido en el tiempo, bajo la sombra del olvido, de la ignorancia, de los quehaceres sin sentido, apoyado siempre en la superstición y abrazado a una antigua forma de hablar español; y así un día, la niña sonriendo estúpidamente parada en medio de la calle observaba al final de la vía, apenas ocupada por algunos transeúntes, el amanecer, la salida del sol; ¿será por esto, porque la niña estúpida estaba ahí, sonriendo y con la mirada fija, sin parpadear, y con un leve fulgor matinal en su cara blanca y regordeta, que detrás de las montañas, venciendo la penumbra y la bruma de la mañana, que nació sobre el horizonte un sol cuadrado? El sol completamente cuadrado, con cuatro esquinas y ni rastro de su normal y cotidiana forma redonda, ¿Qué mira la niña estúpida?, ha de ser el Sol, y cuando repararon, cuando se dieron cuenta del sol cuadrado de esa mañana las personas se asustaron, las viejas se persignaron y los hombres maldijeron, no lo mires, no mires hacia allá se dijeron, quedarás como la niña estúpida, es ella, ella la que lo ha hecho, es una niña maldita, y la niña seguía sonriendo, con la mirada perdida en el horizonte, con las pupilas reflejando el sol cuadrado de esa mañana. Se la llevaron de ahí y la encerraron en un cuarto oscuro y completamente cerrado, no hay ventanas para esa niña, ni siquiera puede ver al exterior, es una niña extraña, y puede ser muy peligrosa, no la dejen salir de ahí hasta que reciban instrucciones. Desgraciada vieja la directora esa de esa institución mental, de tanto lidiar con enfermos ella misma está enferma del corazón, y de la mente, al contrario de la niña estúpida aquella nunca sonríe, vive siempre con la mueca que, para esconder su miedo, sus nervios e imponer su autoridad, adoptó desde el primer día que estuvo ahí como directora de la institución, la mueca llegó a vivir a su cara y nunca, nunca más la ha dejado. El día siguiente da instrucciones de que alguien le vaya a dejar a la niña su desayuno, Denle de tragar a esa niña loca, bastantes problemas me ha dado ya, Y al llegar el anciano que carga una charola de metal con cubiertos de seguridad, que no pueden ser clavados, que no pueden lastimar, la niña no está más ahí, la charola cae con todo y la comida y resuenan sus ecos en toda la institución. En las afueras del pequeño pueblo un par de agricultores se han espantado, del otro lado del sembradío de maíz, sobre la roca grande que está frente a la cañada está sentada con las piernas cruzadas una niña blanca y regordeta, con su cara eternamente sonriente mira sobre el sembradío y calla, nunca se le ha escuchado decir una palabra, Hey, niña, qué haces ahí, Pero la niña no responde, tan sólo mira, sonríe y calla, un par de bueyes con todo y su arado se han elevado por los aires y parecen suavemente caminar sobre los enormes plantíos de maíz, arrastrar sus pesados arados de metal y arar el viento que hace al maíz crujir, La niña sonríe más y aplaude con sus manitas sobre sus piernas, A uno de los agricultores le ha fallado el corazón, el más joven ha corrido de ahí, se le ha olvidado su amigo, y para cuando mucha gente regrese con picos, palas y rastrillos, también irá el sacerdote del pueblo y sus sacristanes con cruces y agua bendita, pero la niña ya no estará ahí aunque los bueyes sobre la hierba la mastiquen tranquilamente como si nada hubiera pasado, se regará el agua bendita por doquier, se rezarán aves Marías y se bendecirá el lugar, ya lo decía yo, ya lo decía también el sacerdote, no se sabe porqué dios hace algunas cosas, pero hay, todo el mundo lo sabe, demasiado poder en una niña.

No comments:

Post a Comment