Saturday, July 4, 2015

Entanglement

Que si se duda del prodigio del “Entanglement” he aquí un botón de muestra: “Entrelazamiento” se podría decir, más su constitución fonética en Inglés está de hace tiempo plasmada en el imaginario colectivo. Y bueno pues; aquí está la magia, (o lo que parece ser magia) siempre apoyada en la contundente evidencia de una realidad aún misteriosa. Dos personas: un niño de quizá 11 y un anciano, separados por decenas de miles de kilómetros, que no se conocen y que apenas un día se vieron uno al otro en la sala de espera de un aeropuerto, de diferentes culturas: el primero nacido en una calurosa y rítmica ciudad de Sudamérica, colmada de esencias florales y patrones festivos, el segundo en una enmarañada metrópolis del Medio Oriente, saturada de excéntricos sabores y tradiciones milenarias, dos personas que hablan diferentes idiomas, que visten distinto, que tienen la piel y los ojos de diferente color. Uno aprendiendo día con día las cosas simples y las complejas que constituyen los saberes de éste mundo, el otro disfrutando el ocaso de la vida en un placentero letargo de ecuánime felicidad silenciosa. Y no lo saben, para nada se lo imaginan, pero por unas cuantas horas al día, cuando en la casa del primero transcurren apenas las primeras horas de la mañana y sobre el hogar del segundo está por ponerse el Sol, se establece cotidianamente un vínculo sutil e invisible; los dos seres se entrelazan. Por ejemplo: tan sólo durante esas cuantas horas de éste día hablarán y sonreirán al mismo tiempo, dirán las mismas cosas y tendrán los mismos pensamientos; les dará por cantar o bailar al mismo tiempo, uno meneará las caderas, el otro chasqueará los dedos, estarán de buen humor. De pronto decidirán acariciar a sus mascotas, uno a perro pequeño y juguetón y el otro a un gato enorme y holgazán, bostezarán. Ambos sucumbirán ante el rojo perfecto de una manzana y la morderán con gusto, mientras la devoran ambos se detendrán a observar el cielo y pedirán un secreto deseo, los dos se interrumpirán para hojear una revista llena de color, una llena de superhéroes la otra de recetas de ensaladas multicolor. De pronto irán al baño y decidirán al mismo tiempo verse en el espejo, uno se imaginará a sí mismo de adulto y con barba, el otro se mirará una tenue cicatriz producto de una riña de niño en el colegio, ambos se llevarán la mano a la cara y se acariciarán la mejilla al mismo tiempo, ¡todo al mismo tiempo! con el mismo ritmo y cadencia, siguiendo el patrón de un armónico equilibrio que desconocen por completo. Ambos tomarán una ducha y jugarán con la espuma del shampoo, después se echarán agua en los ojos para limpiarlos de jabón y se los tallarán con el dorso de la mano, cada uno en su lengua dirá la grosería apropiada. Después silbarán una canción alegre mientras se secan con una toalla del mismo color, de pronto se sentirán contentos, afortunados, incluso felices y acompañados, de alguna forma sintiendo que en el mundo todos los seres vivos estamos unidos. Mientras se visten ambos decidirán mirar por la ventana de su habitación y al pasar de la gente en la calle pensarán en una mujer, en la que es especial en sus vidas, el niño la verá en el salón de clases, el anciano la tiene en casa e irá con ella al teatro, ambos cerrarán por cinco segundos los ojos para imaginar el aroma de su cabello. El “entanglement” se romperá por lo menos por ese día; al niño su mamá lo apurará para subirse al coche, al anciano lo distraerá el timbre: la inesperada visita del vecino de enfrente.

No comments:

Post a Comment