Friday, December 14, 2012
Ella y Tú
Sólo quedan Ella y tú. Las demás han sido eliminadas. Mira al público envuelto de destellos en esa nube eléctrica, mira cómo las observan, los ojos, las lentes, mira como ya han escogido a su favorita. Los jueces escriben, hacen anotaciones, deliberan, eso parece, eso intentan que parezca. Tu corazón late muy fuerte, seguro el de Ella también. Es hermosa, más hermosa que tú, y su sonrisa brilla con cada relámpago de luz digital. Quizá Ella piense lo mismo acerca de ti, es una buena persona. Tienes que mirar al frente y seguir sonriendo, te dijeron que era parte de las reglas del certamen, pero quieres voltear y mirarla, saborear detenidamente el resplandor que emerge de sus ojos, acercarte más a ella, más, aún más, hasta que sus pestañas se ensortijen con las tuyas y sientas su cálida y acelerada respiración chocando con la tuya y haciendo remolinos invisibles entre las dos; quieres tomarle la mano, sentir su pulso, apretarla fuerte y distinguir en sus cuencos los latidos de su corazón. Es tu amiga, te lo demostró, eres su amiga, se lo hiciste saber, y ahora están al final de la competencia, sólo una de las dos será la reina de la belleza. Sólo quedan Ella y tú. El nombre de su país en una banda brillante sobre su pecho, el nombre del tuyo de la misma calidad y en la misma posición, tan diferentes países el uno del otro, el de ella frío y conservador, el tuyo cálido, luminoso y alegre. La conductora tiene ya el sobre en la mano, el público calla. Antes que nada observa rápidamente su cuello, tan sólo de reojo, ahora vuelve a ver al frente, no se te olvide sonreír, ¿te diste cuenta? está bañado con una película fina de tibio sudor, sus orejas son tan finas y delicadas, la conductora se aclara la voz, las luces del escenario te ciegan. –Y nuestra nueva reina de belleza 2013 es…- Quizá Ella, quizá tú, o las dos. La conductora dice su nombre y su país, la multitud grita, tú sonríes y aplaudes, no necesitas fingir, genuinamente idolatras, al igual que todos, su belleza, su carisma. Alguien le entrega un ramo de rosas enorme. Espontáneamente te acercas a su oído y en secreto le haces saber lo que piensas. –Te lo mereces, tú eres la más bella- Ella te voltea a ver, sus ojos turquesa se fijan en los tuyos. Siente ahora como los alaridos parecen desaparecer, como el tiempo parece detenerse, como tu corazón parece sumergirse en un frío baño de endorfinas. Ella deja caer las rosas al suelo, te toma de las manos, acaricia tus dorsos con sus pulgares, sin dejar de verte te dice -Pero yo te amo-. Las otras concursantes han salido a felicitarla, Ella y tú están ahora rodeadas de todas ellas, la separan de ti, la abrazan, la felicitan, tú te quedas inmóvil. Ahora no puedes hablar, se te escapó la voz, se te congeló la mirada, se te reventaron de un golpe todas las venas. No sabes cómo sucede, pero Ella se logra zafar de las demás y regresa a ti, te toma de los brazos, de la cara, del cuello y ahora, Ella y tú se están besando. Abrieron al máximo los ojos, se taparon la boca con ambas manos, el movimiento dejó de serlo, se calló la gente, el público, las otras concursantes, el narrador tuvo un ataque de parálisis lingual, el otro se desmayó. Las que ahora narran la historia, cuentan el cuento, dirigen la acción, son las luces del escenario que con potentes haces las empuja una contra la otra y las amarra en un etéreo fulgor. Lo demás está en silencio, sumergido en oscuridad, sólo quedan Ella y tú.
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